Ha amanecido un aire gris y ceniciento,
como si fuera el último hijo de la noche,
la última esencia que escapa
a su tiempo.
La negra noche, aún quería seguir,
el verde viento la ha dispersado.
Y como por encanto la catarata de colores,
que anuncia una mañana
se ha reducido al gris.
El universo está ahogado.
P.B